La ministra española para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, presentó un informe oficial sobre el apagón del 28 de abril. También anunció 11 medidas para reforzar la estabilidad de la red y prevenir futuros incidentes.
Fuente: https://www.pv-magazine.com

Imagen: MITECO
Sara Aagesen, ministra de Transición Ecológica de España, ha presentado un informe sobre la crisis eléctrica del 28 de abril, identificando un origen multifactorial.
Dijo que tres factores principales llevaron al sistema más allá de un “punto sin retorno”: capacidad insuficiente de control de voltaje, fluctuaciones debido a limitaciones del sistema y desconexiones de generación que ella describió como “aparentemente inadecuadas”.
En otras palabras, el voltaje no fue regulado debido a una mala planificación por parte del operador del sistema y varios generadores no funcionaron como se esperaba.
Aagesen detalló varias anomalías en el sistema eléctrico el 27 de abril y la mañana del apagón. «Ya había inestabilidad desde las nueve de la mañana», dijo, y añadió que «se recibieron varias llamadas desde los centros de control».
Pero el día del incidente, explicó, el corte se produjo por “un fenómeno de sobretensiones, una reacción en cadena y desconexiones de generación que a su vez provocaron más desconexiones”.
Control de voltaje
Por un lado, el sistema carecía de suficiente capacidad de control dinámico de voltaje.
“Las unidades de generación que debían tener tensión controlada no absorbieron toda la potencia reactiva que se esperaba en un contexto de altas tensiones”, explicó, en referencia a las centrales de generación sincrónica –nucleares e hidroeléctricas– y de ciclo combinado, que no lograron absorber la tensión como se esperaba y contribuyeron a la sobretensión.
“Las unidades de generación térmica que deberían tener tensión controlada, y que reciben compensación económica por ello, no absorbieron la energía”, señaló la asociación fotovoltaica española UNEF. “Toda la potencia reactiva que se esperaba en un contexto de altas tensiones”.
El segundo factor involucró las oscilaciones del sistema. El operador aplicó medidas correctivas, pero estas incrementaron la tensión del sistema.
Aagesen afirmó que el operador de la red, Red Eléctrica de España (REE), tenía «capacidad de generación suficiente para responder». «Pero el operador del sistema eléctrico no programó el día anterior toda la generación necesaria para controlar un episodio de sobretensión».
En tercer lugar, los generadores se desconectaron debido a que la alta tensión sostenida antes del apagón provocó disparos de seguridad. A las 12:33 p. m. (CEST), varias plantas generadoras se dispararon fuera del rango de operación aceptable, afirmó Aagesen.
Datos faltantes
La ministra lamentó que el informe no incluyera toda la información solicitada a las partes implicadas. ENTSO-E ya le había advertido sobre esta deficiencia en una carta dirigida a ella.
También anunció un paquete de Real Decreto-ley con 11 medidas para controlar la tensión: ocho relacionadas con la operación del sistema y tres para reforzar la ciberseguridad.
“No hay evidencia de un ciberataque”, explicó. “Sin embargo, se han identificado vulnerabilidades que podrían exponer las redes o sistemas a posibles riesgos futuros… Este informe debe entenderse como una herramienta analítica y, sobre todo, como una herramienta para la acción. Una oportunidad para fortalecer lo que funciona y revisar lo que se puede mejorar”.
La UNEF señaló que la tecnología fotovoltaica ya puede controlar el voltaje, pero la normativa actual impide su uso para ese fin.
Desde el sector fotovoltaico, valoramos positivamente el anuncio realizado hoy por la ministra Sara Aagesen sobre la aceleración de la aprobación del procedimiento de Operación 7.4, lo que permitirá que la tecnología fotovoltaica contribuya al control de la tensión de la red eléctrica —afirmó la asociación fotovoltaica española—. Es hora también de acelerar la implementación de otras tecnologías ya disponibles, clave para mantener niveles de tensión estables, gestionar la variabilidad y garantizar la seguridad energética basada en energías renovables, como los inversores de red (pendiente de aprobación por la normativa europea) y el almacenamiento.
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