Fuente: https://www.elconfidencial.com
La generación de energía limpia también puede entrañar ciertos riesgos para la naturaleza. Ya hay compañías que trabajan para proteger el entorno de las centrales renovables.
La transición energética es una realidad por la que España ya camina con paso firme. Los parques eólicos y solares ganan terreno a las centrales de carbón hasta el punto de que el borrador del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) contempla una producción de 89 gigavatios verdes para el año 2030. Alcanzar la cifra establecida por el Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO) implica la ocupación de extensas áreas con aerogeneradores y placas solares. Esto supone un avance en la lucha contra el cambio climático, pero, sin una planificación ambiciosa, también puede tener un impacto ecológico asociado, tal y como publicó un grupo de investigadores españoles a través de la revista Science.
Desde el sector de las renovables “se quiere convertir las plantas en reservas integrales de la naturaleza” adoptando una serie de medidas
Un total de 23 científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y diferentes universidades y organismos públicos firmaron un artículo en la prestigiosa publicación que lleva por título ‘Renewables in Spain threaten biodiversity’ (‘Las renovables en España amenazan la biodiversidad’). En él, los expertos reconocen los esfuerzos del MITECO para evitar “una burbuja especulativa” en el sector, aunque señalan que se han concedido permisos “para desarrollar proyectos que conllevan una producción de 121 gigavatios que se sumarán a los 36 de renovables ya instalados”.
Los firmantes del texto destacan su firme apoyo a las energías renovables, pero explican que estas nuevas plantas supondrán una ocupación de cientos de miles de hectáreas, afectando a “una enorme cantidad de valiosos hábitats naturales que podrían perderse”. En este sentido, recomiendan “adoptar un enfoque más cauteloso para evitar un escenario en el que los objetivos energéticos sean cumplidos a expensas de la biodiversidad”. Y señalan que las principales especies amenazadas serían aves esteparias, rapaces y murciélagos protegidos.
EL IMPACTO DE LAS RENOVABLES EN EL ENTORNO
José Antonio Donázar es miembro de la estación Biológica de Doñana del CSIC y uno de los autores del artículo de Science. Bajo su perspectiva, “en las instalaciones fotovoltaicas se hace imposible la permanencia de especies muy amenazadas como son avutardas, sisones o gangas porque la apropiación del suelo es grande”. Asimismo, confirma que, en numerosas ocasiones, “interesa mantener los suelos despejados para obtener mayor rendimiento y la zona puede perder la gran mayoría de su flora y fauna debido al uso de pesticidas”.
Respecto a los parques eólicos, el profesor Donázar destaca que “conllevan la construcción de pistas y presencia humana”, lo que “puede afectar a especies que necesiten zonas tranquilas, como osos y urogallos” y pone el ejemplo de la Cordillera Cantábrica. Además, “los parques eólicos ocupan el espacio verticalmente y las aves pueden chocar contra las palas en movimiento como les ocurre a buitres y rapaces”. El experto afirma que los murciélagos también mueren en los molinos “no por golpes, sino por los cambios de presión que ejerce la enorme estructura de la pala en movimiento”.
Ante esta situación, el experto aclara que “la única solución, por el momento, son las paradas biológicas en los momentos y en los aerogeneradores de mayor impacto”. En su opinión, lo esencial es “una buena planificación”, ya que “en España hay espacio de sobra para instalaciones de renovables, pero hay que evitar ubicaciones en áreas de alta biodiversidad y realizar paradas de turbinas cuando se detecten altas mortalidades”, aconseja.
¿QUÉ MEDIDAS ESTÁ ADOPTANDO EL SECTOR?
Desde la industria renovable, ya se trabaja para limitar el impacto de este tipo de instalaciones y ayudar en la conservación de la biodiversidad. En este sentido, la Unión Española Fotovoltaica (UNEF) destaca que el objetivo “no es únicamente reducir el impacto negativo sobre los ecosistemas”, sino que “queremos que este sea incluso positivo”. José Donoso, director general de la organización, concreta que se trabaja “para convertir las plantas renovables en reservas integrales de la naturaleza y por eso desde el sector queremos que las centrales fotovoltaicas se construyan de una determinada manera”.
Entre las medidas que la UNEF recomienda a sus casi 500 socios, se encuentran “la creación de vallado que incluya pasos para la fauna para permitir la circulación de especies, la utilización de ganado para eliminar la maleza, limpieza en seco, disposición de nidales de especies locales, vegetación autóctona que favorezca la polinización de abejas, protección de los humedales o la construcción de hoteles de insectos”, según especifica Donoso. Además, para “no dejar residuos ni marcas sobre el terreno una vez dejen de ser útiles las estructuras, abogamos por que las placas vayan clavadas al suelo y no fijadas mediante hormigón”, señala.
“Es importante que la población sepa que la fotovoltaica es una gran solución para la España vaciada porque el sol es el nuevo petróleo”
En lo que se refiere al impacto paisajístico, desde la industria de las renovables se considera que la mejor opción es rodear las instalaciones con un muro verde. “No obstante, queremos ir más allá —asegura Donoso—, ya que aunque nuestras plantas no emiten CO2, es posible que sí exista una huella de este gas de efecto invernadero en el transporte o fabricación de los componentes que utilizamos”. Para compensar estas emisiones, desde la UNEF se apuesta por el “repoblamiento forestal” coordinado con comunidades autónomas y ayuntamientos.
En relación a la polémica de la extensión utilizada, José Donoso subraya que “si utilizáramos todo el territorio agrícola que apunta el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima solo necesitaríamos el 0,2% de la superficie para cubrir la demanda energética, a pesar de que hay quien piensa que se va a llenar todo de placas solares”. En este sentido, desde UNEF explican que “es importante que la población sepa que la fotovoltaica es una gran solución para la España Vaciada, de hecho, hay regiones que ya han comprendido que el sol es el nuevo petróleo”.
LAS PRIMERAS INICIATIVAS EN MARCHA
Sobre el terreno, ya hay compañías trabajando para proteger la biodiversidad en este tipo de instalaciones, aunando diferentes soluciones consensuadas con los especialistas en ecología. Algunas de las iniciativas pioneras más avanzadas de España son la de la planta solar de Carmona (Sevilla), donde Endesa combina la producción fotovoltaica con el uso agrícola —tres hectáreas de aromáticas como salvia, romero, orégano y cilantro— y la apicultura —entre 50 y 60 colmenas—, o proyectos como los que la compañía desarrolla en determinadas centrales situadas en Andalucía y Extremadura para la protección de la avifauna. “Entre otras iniciativas, colaboramos en la creación de una reserva especial para el sisón común en la planta fotovoltaica de Augusto (Badajoz) y en Andalucía hemos implantado un sistema de vallas móviles para la protección de nidos de aguilucho cenizo que han tenido muy buenos resultados”, explican.
El objetivo de Endesa es “compartir el uso de la tierra, no competir por ella”, según defiende Inmaculada Fiteni, responsable de programas de creación de valor de la dirección de sostenibilidad de la compañía. Para alcanzar esta meta, el plan ‘agrivoltaica’ se basa en técnicas respetuosas con el medioambiente, tales como utilizar los terrenos al mismo tiempo para el pastoreo y el cultivo o incluir las mencionadas actividades apícolas. En el terreno social, la compañía quiere fomentar el emprendimiento y la empleabilidad, “con especial foco en las mujeres como eje de fijación de población rural”, según indican fuentes de Endesa. Las siguientes zonas de España donde se ejecutarán proyectos similares son Totana (Murcia), Valdecaballeros (Badajoz) y Andorra (Teruel).
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