El señor presidente de la República Dominicana, Lic. Danilo Medina, ha anunciado un conjunto de medidas para poder manejar la situación que se vive en la actualidad debido al Coronavirus.
Las medidas, aunque insuficientes desde nuestra óptica, vienen a dar un poco de seguridad a ciertos sectores de nuestra sociedad.
Entendemos que se dejaron muchos cabos sueltos, otros insuficientes y otros brillan por su ausencia, como por ejemplo, la energía eléctrica.
Bien es sabido que la mayor parte de los empleos en suelo dominicano es informal, lo cual depende, en gran parte, del consumo diario de las personas que hacen vida en las calles o de algún servicio personalizado.
Las restricciones impuestas, no necesariamente por el gobierno dominicano, sino de manera natural por la pandemia existente, hará que esos negocios informales, que a su vez tienen empleados informales, dejen de producir los recursos necesarios para mantener abiertas las puertas.
Si la producción se detiene, no habrá forma de honrar los compromisos económicos que tegan dichos empleados y entre estos compromisos está el consumo energético, el cual, en gran escala está automátizado para cortar el suministro energético tan pronto se cumple el tiempo reglamentario para la suspensión. También está el factor miedo al contagio, lo que hará que algunos no se desplacen a hacer sus pagos, los cuales son hechos de manera presencial.
La informalidad laboral en República Dominicana ronda el 58%
Banco Central de la República Dominicana
La clase media alta y media baja, tambien tienen que pagar el servicio. Si bien es cierto que pudieran tener recursos economicos más abundantes que la informal, también, algunos aun tienen que trasladarse a pagar el servicio hasta oficinas comerciales. No todos tienen accesos a las plataformas digitales para poder hacer esta gestión de pago, así que existe el riesgo de que también sufran cortes por falta de pago.
El Estado dominicano debería ordenar el no corte del suministro energético mientras duren las restricciones por cuarentena; además de un mes extra para que la economía pueda despegar. A esto se debe agregar la exoneración de las moras y reconexiones que pudieran generar en este intervalo.
La actual situación que se vive, no solo en el país sino en el mundo, debe catalogarse como emergencia y tiene méritos suficientes para activar los planes de emergencia que tiene el Sistema Energético Interconectado de nuestro país. Posiblemente no con la misma visión que para un huracán, pero sí que asegure una continuidad del servicio, sobre todo a esas instituciones que están llamadas a dar respuestas en estos momentos.
A estas medidas se pueden sumar otras que lleven calma a la población y que nos asegure una estabilidad social, incluso en estos momentos de turbulencia médica.
No debemos esperar que sucedan los eventos para tomar las medidas correctas.
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