Aunque contamina menos que el ‘diamante negro’ (el carbón), el petróleo es extremadamente dañino para el medio ambiente y la salud humana. Los gases de escape emitidos por la combustión de la gasolina de los vehículos reaccionan con compuestos orgánicos volátiles en la atmósfera para crear lo que se conoce comúnmente como ‘esmog fotoquímico’. Además, estos gases en el aire afectan la acidez de las precipitaciones, causando lluvias que llegan a dañar irreparablemente las cosechas y las masas de agua. Y, por supuesto, estos gases también producen un efecto invernadero en nuestra atmósfera, lo cual acelera el cambio climático, aumentando la cantidad de fenómenos meteorológicos inusuales y, a menudo, peligrosos.
La solución más adecuada es llevar a cabo una transición gradual del petróleo hacia fuentes de energía renovables. Pero ¿se puede abandonar una industria tan potente? Parece que sí y que ya estamos en vías de hacerlo. La energía eólica, generada a través de turbinas de aire, y la fotovoltaica, generada a través de paneles solares, han logrado un hito insólito: según el Análisis de mercado de energía renovable: GCC 2019 de la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena), estas fuentes de energía se han convertido en la forma más competitiva de generación de energía en los países que integran el Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo. Es decir, el sector de la energía eólica y fotovoltaica han superado al petróleo en términos de competitividad.
Lo más sorprendente es que justamente los países integrantes de este Consejo (Arabia Saudita, Baréin, Catar, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Omán) destacan por tener al petróleo como principal fuente de riqueza. ¿A qué se puede atribuir este desplazamiento? El clima de la zona del Golfo Pérsico y la Península Arábiga presentan fuertes vientos e intensidad lumínica del sol elevada. Pero según José María González, director general de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA), hay un componente económico todavía más significativo: Mientras que el petróleo es cada vez más caro de extraer y más escaso, las fuentes de energía renovables son más económicas a medida que más se usan.
Aunque los costes de las renovables varían en función de “las instalaciones y las condiciones climatológicas”, los costes de producción por megavatio/hora giran en torno a los 26 a 50 euros en el caso de la eólica, y entre los 32 y 39 euros en el caso de la fotovoltaica. Esto representa un descenso de aproximadamente 30% y 85% respectivamente respecto a los precios del año 2009. El ciclo combinado con gas natural, la alternativa fósil más rentable, tiene equivale a los 36 a 66 euros.
González indica que, a la larga, esto se verá reflejado en precios más bajos de la luz para el consumidor. Además, al producir energía limpia y barata, será también más fácil abastecer las baterías que propulsan los vehículos eléctricos. Estos avances benefician a España a medida que el país aproveche los abundantes recursos naturales y renovables que tenemos. Estamos entre los países europeos con más horas de sol y contamos con varias zonas adecuadas para la instalación de turbinas de aire. Si bien nos falta mucho por recorrer para que nuestra generación de energía sea 100% limpia y renovable, las tendencias en competitividad indican que vamos por el buen camino.
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