Pandemia y Energía

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Por Edward Veras 

La humanidad está siendo testigo de la más devastadora crisis de salud en los últimos cien años, registrándose hasta hoy casi tres millones de personas infectadas y centenas de miles de fallecidos, con proyección a ser triplicadas esas cifras en las próximas semanas. A la falta de un medicamento eficiente que disminuya la probabilidad de letalidad del virus y de una vacuna preventiva, la OMS ha recomendado a las naciones aplicar medidas de distanciamiento social, restricción de la movilidad y el cese de las actividades no esenciales para la conservación de la integridad física. Estas restricciones laceran de forma directa a la economía global, arrastrando las economías locales y medios productivos. 

La parálisis económica implica una reducción directamente proporcional en el consumo de energía. La demanda de los derivados de petróleo, gas natural y otros comodities, ha sido impactada por las decisiones globales de restricción social y movilidad. Ese bajo consumo a nivel mundial ha incrementado los costos de almacenamiento en reservorios y buques, de forma tal que por primera vez en la historia se han producido picos de valores negativos en la escala mundial de precios en los mercados del crudo. 

La generación de energía eléctrica en República Dominicana ha sido condicionada en gran medida por las disposiciones de restricción social y de movilidad como forma de hacer frente a la pandemia del COVID 19. Solo en el pasado mes de abril, el consumo de energía eléctrica se vió disminuido en un 11.6% respecto a lo proyectado como demanda del sistema eléctrico nacional para ese mes en los programas y planes de operación.

Esta disminución del consumo se vislumbra de forma considerable por el cierre temporal de negocios, oficinas corporativas, plazas comerciales, pequeñas y medianas industrias, cese del comercio informal, y otros. Esa baja en la demanda genera una diferencia de entre 10% hasta un 15% de disminución entre en horas del día, llegando a ser máxima entre cuatro a cinco de la tarde, momento en que algunos locales de actividades esenciales empiezan a cerrar debido a la disposición de toque de queda.

Más sin embargo, esa reducción no es tal en el consumo residencial. En algunos sectores de clase media y media alta, los usuarios experimentan un aumento de entre un 10 y un 20%, reflejado en su facturación de abril. Esto debido al traslado de sus actividades académicas, sociales y productivas al ámbito familiar. 

Todo esto se presenta en la curva de potencia generada diariamente en el proceso de operación del Sistema Eléctrico Nacional. Comparando de forma equivalente las curvas promedio de los meses de febrero y abril, se registra una gran disminución del consumo entre las ocho de la mañana y seis de la tarde, pero una leve diferencia entre las horas pico desde las siete de la noche hasta horas de la madrugada, en las que gran parte de la demanda es básicamente residencial e iluminación, manteniendo esa diferencia debido al cierre del comercio y otras actividades que operan en horas nocturnas.

Esta disminución en el consumo de energía ha impactado en el tipo de combustible usado como materia prima para la generación. Durante el mes de abril se registró un aumento en un 5% la proporción de uso de gas natural sobre la demanda total, forzando una reducción en igual escala para los derivados del petróleo con el mismo fin. Este cambio en la matriz de combustible para ese mes, modificada desde antes por la entrada de nueva generación a carbón, refleja una disminución considerable de los costos de producción de energía eléctrica, sin que la población pueda percibir esa rebaja en su factura individual, como consecuencia de las debilidades gerenciales con las que se opera el modelo de negocio por parte de las Empresas de Distribución de Electricidad. 

El sector productivo nacional, con más de un millón de colaboradores suspendidos, espera con ansias los reportes de reducción del número de casos de infectados activos de COVID 19 y con ello el reinicio de las actividades económicas para los meses de junio y julio, y con ello recuperar la estabilidad de sus operaciones entre agosto y septiembre del año en curso. De igual forma, el sector eléctrico nacional verá normalizar sus indicadores en la misma magnitud en que la vida nacional retome su rumbo.

Edward Veras Ingeniero electricista y catedrático universitario. Tiene más de 20 años de experiencia en el sector energético dominicano y ha escrito diversos artículos, así como dado múltiple conferencias sobre diferentes temas en el área energética. edwardverasdiaz@gmail.com

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