Fuente: https://www.lavanguardia.com/
ChemCycling es el proyecto piloto que la multinacional alemana presentará del 14 al 17 de septiembre en una edición de Expoquimia decidida a ser clave en la transición hacia una economía circular
Estamos rodeados de residuos difíciles de reciclar. Vemos un envase -cientos de ellos a nuestro alrededor- pero ignoramos si es multicapa y que puede contener diversas tintas y materiales de costosa separación cuyo destino será con toda probabilidad un vertedero o una incineradora. Separarlo en la práctica no es tan sencillo como lo parece en teoría cuando nos acercamos al contenedor amarillo. Más cuando según datos del Instituto Nacional de Estadística, del total de residuos tratados en 2018 (últimos datos recogidos), el 48,3% terminaron en el vertedero.
Alguien o algo tiene que separar lo que su propia composición ‘sabotea’ y evitar así su deposición sin valorizar. Allí donde la R (de Reciclaje) no funciona, debe entrar en acción otra letra: la ‘Q’ (de Química) que una dos puntos clave en la búsqueda de una circularidad cada vez más urgente.
El sector en general y BASF en particular tienen claro qué efectos hay que combatir: los del cambio climático
Esta es, de hecho, una de las premisas con las que trabaja la química BASF. Soluciones invisibles -pero tangibles y determinantes en el mercado y la sociedad -que mejoran el día a día de materiales omnipresentes en nuestra vida, muchas de las cuales se darán cita en Expoquimia, el salón internacional que tendrá lugar del 14 al 17 de septiembre en Fira Gran Vía.
Una de las más esperadas es la apuesta de BASF por el reciclaje químico de residuos plásticos difíciles de reciclar. Se llama ChemCycling, un proyecto piloto que mediante pirolisis permite convertir a aquellos difíciles de reciclar mecánicamente como plásticos mixtos, con residuos o envases multicapa de alimentos, en materia prima para la fabricación de otros nuevos, reduciendo así el consumo de recursos fósiles finitos. El objetivo -y el beneficio que consigue el grupo es doble: lograr una verdadera circularidad al evitar desechos que hasta ahora terminan en vertederos y reducir la explotación de la materia prima fósil al transformarlos en un recurso a través del tratamiento químico.
La gran ‘reacción’
ChemCycling es un ejemplo del potencial de la industria química como agente de cambio y respuesta a los grandes retos actuales y a los Objetivos globales de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030, tal y como destaca Carles Navarro, Director General de BASF Española y máximo responsable de las actividades del Grupo en la península ibérica, además de presidente de la Federación Empresarial de la Industria Química Española (FEIQUE) y de Expoquimia 2021. Si cada acción tiene su reacción, la química no iba a ser menos. El sector en general y BASF en particular tienen claro qué efectos hay que combatir: los del cambio climático.
En el caso de ChemCycling, a través de productos certificados que tienen las mismas propiedades que los fabricados a partir de materias primas fósiles. A través de este proceso, sus clientes pueden continuar procesándolos de la misma forma que los productos fabricados convencionalmente y utilizarlos de nuevo en aplicaciones exigentes. Un recorrido que los asistentes a Expoquimia podrán visualizar a través de unas gafas Oculus de realidad aumentada. Donde ChemCycling ya es una realidad palpable es en el EcoCart e-180, el primer carro ecológico de supermercado fabricado con un plástico procedente de este proyecto. Es decir, reciclado sin mezclar otros materiales ni ningún tipo de aditivo industrial. Es de color gris, derivado de ese mismo material revalorizado, y no utiliza colorantes.https://c7a2b7ed886a79364bfc1a37912f3b98.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-38/html/container.html?n=0
ChemCycling es un ejemplo del potencial de la industria química como agente de cambio y respuesta a los grandes retos actuales y a los Objetivos globales de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030″
Carles Navarro, Director General de BASF Española
5G: un antes y un después
El salón internacional no solo tiene ganas de volver a ver la luz tras la pandemia (este será el primer encuentro celebrado tras el parón de actividad ferial) y de poner de relieve el compromiso del sector químico con la crisis medio ambiental.
El impacto de la transformación digital en esta industria tendrá un peso importante en esta edición. La alianza sellada entre BASF y Cellnex para instalar la primera red privada basada en tecnología 5G en la industria química española es un ejemplo. La quinta generación de Internet supone un antes y un después en la industria, clave en la base para el desarrollo de una industria química 4.0 y el IoT (Internet de las cosas). Un impulso que la multinacional alemana quiere compartir con el público en una Smart Talk programada en el Ágora de Expoquimia y donde se desvelarán los frutos derivados del proyecto piloto que BASF y la operadora tienen en Tarragona. Es la punta de un iceberg que, como la actividad de BASF, permanece oculto a los ojos del consumidor y que, sin embargo, no dejan de facilitarle la vida. Un potencial que la alemana descubrirá a partir del martes ante el profesional y el mundo.
Ren Chair:la silla de ruedas del futuro
No solo es la forma, también es el contenido:
qué se esconde en su interior. Para que una silla
de ruedas sea más ligera, segura y autónoma se
necesita una fórmula química capaz de derivar en un material o materiales que lo hagan posible.
Ren Chair es un disruptivo prototipo de silla de ruedas de BASF co-creado con Wheel-Line y REHTO Design que sintetiza este espíritu de mejora constante y que se expondrá durante el certamen. Los materiales de alto rendimiento que utiliza -el poliuretano termoplástico, el poliuretano termoplástico expandido, el poliuretano y otros plásticos técnicos-, no solo son más ligeros que otros materiales utilizados en las sillas de ruedas convencionales, sino que también tienen mayor durabilidad y son más resistentes al deterioro por el uso. Cualidades capaces que transformar completamente la experiencia de quien la utiliza. La Ren Chair es, además, más confortable gracias a su asiento fabricado con Elastoflex, un sistema de espuma de poliuretano flexible, y rápida de limpiar gracias a la piel artificial que recubre el asiento, fabricada con Elastollan TPU. Un prototipo
que evidencia hasta qué punto el uso de un material u otro puede mejorar la calidad de vida del usuario.
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