¿Se puede recurrir a la nuclear para salir de la crisis de la luz y el gas? La lucha por declararla como «energía limpia»
Fuente: https://www.20minutos.es/
- Francia es el país que produce más electricidad a partir de la energía nuclear y Macron quiere potenciar el sector.
- «El primer objetivo es hacer emerger de aquí en 2030 reactores nucleares de pequeño tamaño innovadores», dijo.
- Hay dudas sobre si esta salida es una opción mientras Bruselas plantea calificarla como «energía limpia».
Energía nuclear, hidrógeno verde, descarbonización de la industria, vehículos eléctricos, o aviones de baja contaminación. Esas son las claves del plan de reindustrialización que propone Emmanuel Macron para Francia. La primera de ellas es importante: ¿es la energía nuclear una solución ante la crisis que vive Europa en la materia? Francia ya es el país del mundo que produce más electricidad a partir de la energía nuclear y Macron apostó por potenciar el sector con nuevos conceptos, como los pequeños reactores SMR, con una potencia de unos 170 MW cada uno.
«El primer objetivo es hacer emerger en Francia de aquí en 2030 reactores nucleares de pequeño tamaño innovadores y con una mejor gestión de los residuos», afirmó el presidente, porque, celebró, los franceses tienen «una ventaja decisiva, nuestro modelo histórico: las centrales nucleares que ya existen». Falta por ver si estos planteamientos se pueden extender a otros países miembros con problemas en el actual mercado.
«Una energía más limpia»
Los expertos consultados por 20minutos explican que la energía nuclear «es una energía más limpia» de lo que se ha explicado en los últimos años y que por eso puede ser «una buena vía alternativa hasta que se complete el trasvase hacia las renovables». El mayor problema está «en los residuos», sobre todo en el uranio, que mantiene su radiación «durante miles de años».
En contra de las ventajas que se explican, por ejemplo desde Greenpeace aclaran que «la energía nuclear es un obstáculo para la lucha contra el cambio climático». Desde la ONG comentan que durante todo el proceso que se da con la energía nuclear se consume «gran cantidad de combustibles fósiles», por lo que se entra «en una incongruencia».
Y, dicen, no es la única: «La seguridad de las plantas también consume electricidad, esta es una de las paradojas de la industria nuclear, con el fin de generar electricidad de forma segura las plantas necesitan un suministro significativo y constante de electricidad, que emite CO2″.
A nivel de la UE el mensaje y los datos son claros. «La energía nuclear es una alternativa a los combustibles fósiles que genera pocas emisiones de carbono y constituye un elemento esencial de la combinación energética de 13 de los 27 Estados miembros», recuerda la Comisión Europea. Representa cerca del 26% de la electricidad producida en la Unión. Sin embargo, a raíz del accidente de Chernóbil en 1986 y de la catástrofe nuclear de Fukushima, en Japón en el año 2011, ha surgido una intensa polémica en torno a la energía nuclear.
Cierre de centrales
La decisión de Alemania de eliminar progresivamente la energía nuclear para el año 2020 y el cierre temporal de dos reactores belgas como consecuencia del descubrimiento de fisuras en sus vasijas han aumentado la presión en favor del abandono de la energía nuclear en la Unión Europea. Si bien es decisión de los Estados miembros si incluir o no la energía nuclear en sus combinaciones energéticas, la legislación de la Unión pretende mejorar las normas de seguridad de las centrales nucleares y garantizar una manipulación y eliminación seguras de los residuos nucleares. Eso hace que, si es de forma segura, la energía nuclear se pueda seguir utilizando en el corto y medio plazo.
Pero hay una clara división entre los Estados miembros. La UE no la considera una energía como tal y el bloque liderado con Alemania, que incluye a otros socios como Austria, Dinamarca, Luxemburgo o España, se opone a incluirla en la transición ecológica. Otros, como Francia o Italia, quieren lo contrario: que, sin llegar a ser renovable, sí sea útil ante la situación actual y para crisis futuras.
Además, el 13 de junio de 2018, la Comisión aprobó una propuesta de Reglamento del Consejo por el que se establece un programa financiero específico para la clausura de instalaciones nucleares y la gestión de residuos radiactivos. El Parlamento solo desempeña un papel limitado en el Derecho derivado que emana del Tratado Euratom, que prevé únicamente su consulta, sin obligación de seguir su dictamen. La propuesta de la Comisión se modificó sustancialmente y el Parlamento fue consultado de nuevo, pero decidió no emitir dictamen.
El 21 de abril de 2021, la Comisión introdujo una serie de modificaciones en el Reglamento de la UE por el que se establece una clasificación en materia climática en la que se establecen criterios detallados de financiación ecológica. De esta lista, de momento, se excluyen el gas y la energía nuclear para que el Parlamento adopte una decisión específica al respecto en una fase posterior. Por lo tanto, la pelota sigue en el tejado de los países.
Francia, Bulgaria, Croacia, República Checa, Finlandia, Hungría, Polonia, Eslovaquia, Eslovenia y Rumanía enviaron el pasado mes de agosto una carta a la Comisión Europea en la que pedían precisamente que la nuclear se clasificara como energía limpia. «El aumento de los precios de la energía también ha demostrado lo importante que es reducir nuestra dependencia energética de terceros países lo más rápidamente posible», recogieron en la misiva.
Naciones Unidas pide que no se renuncie a las nucleares
Asimismo, la ONU -a través de un estudio de la Comisión Económica de Naciones Unidas para Europa (UNECE)- va subida en el barco de Macron. Hace solo unos meses alertó de que los objetivos globales de freno del calentamiento global no podrán alcanzarse si se excluye el uso de la energía nuclear. Naciones Unidas defiende que en los últimos cincuenta años la energía atómica ha evitado 74 gigatoneladas de dióxido de carbono adicionales, el equivalente a las emisiones globales de dos años de ese gas, principal causante del efecto invernadero.
Según el documento, solamente la energía hidráulica ha jugado un papel mayor a la hora de evitar emisiones adicionales en este periodo, mientras que el desarrollo de otras renovables como la solar o la eólica, pese a ser muy destacado en las últimas décadas, no ha cambiado mucho el extendido uso de los combustibles fósiles. En la región estudiada por la UNECE (Europa, Norteamérica y Asia Central) las centrales nucleares producen un 20% de la electricidad total, mientras que un 15% es hidroeléctrica, un 8% eólica y un 3% solar.
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