¿Y si usamos los residuos de la agricultura para fabricar paneles solares?

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Fuente: https://www.elconfidencial.com/

Un grupo de investigadores de la Aalto University en Finlandia ha descubierto que se puede usar biomasa para sustituir a algunos materiales no sostenibles, como el cristal o el plástico, en diversas funciones ópticas, como en las células fotovoltaicas

Foto: El uso de la lignocelulosa podría aumentar el rendimiento de los paneles solares. Foto: EFE
El uso de la lignocelulosa podría aumentar el rendimiento de los paneles solares. Foto: EFE

Todo lo que tenemos, lo que podemos denominar como ‘el mundo material moderno’, completamente industrializado, consume una gran cantidad de materias primas. Construir nuestros edificios, fabricar los dispositivos electrónicos que usamos en todo momento, iluminar todos los espacios las 24 horas del día… todo ello requiere de materiales y, en la inmensa mayor parte de los casos, obtenerlos es perjudicial para el medio ambiente.

Pero existen soluciones o, al menos, vías por las que podemos mantener nuestro ‘tren de vida’ siendo un poco más respetuosos con el medio ambiente. Es eso lo que proponen una serie de investigadores de la Aalto University de Finlandia. Según su nuevo estudio, que ha sido publicado por la prestigiosa revista Advanced Materials, este grupo internacional de investigadores ha prestado especial atención a un compuesto químico muy particular, la lignocelulosa.

«Podemos añadir funciones a la lignocelulosa para personalizarla, y hacer esto es más fácil que con el cristal»

Según explican, este material (que es el principal componente de la biomasa), puede utilizarse en aplicaciones ópticas, lo que podría significar un reemplazo para los que ‘copan’ el marcado ahora mismo, la arena (con la que se fabrica cristal) y el plástico.

«Queríamos determinar cómo la lignocelulosa puede reemplazar a determinados recursos naturales que no son renovables ni sostenibles y que se usan ampliamente en diversas tecnologías, como ‘smartphones’ o paneles solares», explica Jaana Vapaavuori, profesora de la asignatura de ‘Materiales Funcionales’ de la Universidad de Aalto.

La lignocelulosa es, en realidad, cómo se denomina a un grupo de compuestos químicos formado por celulosahemicelulosa lignina, y que se encuentra en prácticamente todas y cada una de las plantas del planeta. Cuando los investigadores rompieron estas moléculas y las reorganizaron, fueron capaces de crear materiales completamente nuevos, y lo más importante: sostenibles.

Lo más sorprendente que descubrieron es que determinadas reorganizaciones de la lignocelulosa permitían producir materiales aptos para aplicaciones ópticas, como filtros de luz ultravioleta, sustancias transparentes o reflectantes, entre otras. «Podemos añadir funciones a la lignocelulosa para personalizarla, y hacer esto es más fácil que con el cristal. Por ejemplo, si sustituyéramos el cristal de los paneles solares con lignocelulosa, podríamos aumentar la absorción de la luz, y conseguir una mayor eficiencia», explica Kati Miettunen, profesora de la Universidad de Turku.

Debido a que la biomasa, ahora mismo, es altamente demandada y los sumideros de carbono son esenciales en la lucha contra el cambio climático, los investigadores explican que nuevas fuentes no utilizadas de biomasa se podrían explotar, como los residuos que crea la agricultura mundial cada año.

De momento, los investigadores son cautos y siguen en una fase de diseño de prototipos. Por ejemplo, en la Universidad de Aalto, el equipo de científicos ha elaborado fibras textiles que «reaccionan a la luz». De todos modos avisan de que la comercialización y aplicación masiva de la lignocelulosa en la industria se podría conseguir de dos formas: «O generamos nuevos usos de los desechos gracias a regulaciones gubernamentales o los científicos nos veremos obligados a hacer lo que estamos haciendo, pequeñas ‘muestras’ de lo que sería posible a gran escala para atraer al sector privado«.

Según los expertos, el principal problema de la lignocelulosa ahora mismo no es su precio, que desde principio de la década de los 2000 se ha reducido lo suficiente como para ser una opción viable industrialmente, sino el «amor» que tiene este compuesto químico con el agua, a la que se une. «Para ser utilizado en aplicaciones ópticas, necesitamos encontrar maneras de hacer que sea estable en condiciones húmedas«, apostilla Jaana Vapaavuori.

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